Los cascos del caballo parecen estructuras rígidas. Sin embargo, estos son capaces de expandirse y contraerse durante el movimiento del caballo permitiendo la absorción del impacto contra el suelo. Para que esto ocurra, es muy importante que el casco sea flexible, lo que depende principalmente del equilibrio hídrico.
Cambios significativos de temperatura y humedad, como ocurre por ejemplo en verano, dificulta la retención de humedad en la estructura del casco. La falta de humedad disminuye la flexibilidad y promueve a la aparición de cascos débiles y quebradizos.
Sin embargo, tampoco queremos que haya demasiada humedad. La keratina, componente principal de la estructura del casco, se reblandece con la humedad. Cuando esto ocurre, la estructura pierde capacidad de protección y aumenta el riesgo de contaminación microbiana. Cavalor Podogard crea una capa protectora frente a los microrganismos.
Composición: parafina líquida, aceite de laurus nobilis y vaselina.